«No quiero morir». Una enfermera fallece tras tratar a un paciente con COVID-19 sin protección adecuada

Celia Marcos, una enfermera de 61 años, trató a un hombre con COVID-19 que se encontraba en estado grave en el Centro Médico Presbiteriano de Hollywood, en Los Ángeles (California). Permaneció cerca de 30 minutos en la habitación, mientras el paciente era reanimado tras dejar de respirar. Durante este tiempo, se le colocó un ventilador y más tarde fue trasladado a la UCI. Marcos le ató una máscara de oxígeno. 

© Getty

Todo sucedió el pasado 3 de abril. Catorce días más tarde, Marcos falleció. Había dado positivo por COVID-19 dos días antes.

La enfermera, originaria de Filipinas, solo llevaba una mascarilla quirúrgica y no una N95, según relata el diario Los Angeles Times. Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) establecieron desde el inicio de la pandemia que las mascarillas N95, diseñadas para filtrar al menos el 95% de las partículas en el aire, debían reservarse para los trabajadores de la salud.

“No quiero morir”, fueron algunas de sus últimas palabras, según relataron a este medio sus colegas.

Marcos murió en el hospital donde trabajó durante más de 16 años. Sus compañeros contaron al citado medio que el hospital no le proporcionó un cubrebocas N95 al comienzo de su turno. Como su piso no era para pacientes con COVID-19, no se les daba regularmente este tipo de material.

De acuerdo con esta denuncia, ese material escasea y muchas veces se les pide que lo reutilicen varios días. Los funcionarios del hospital, sin embargo, negaron que la enfermera tratara a los pacientes de COVID-19 sin el equipo de protección adecuado, y aseguraron que el hospital se adhiere a las recomendaciones locales y federales. Tras una investigación, el hospital determinó que Marcos no tuvo una exposición sin protección.

Tras una queja del sindicato de enfermeras SEIU 121RN, la Administración estatal de Seguridad y Salud Ocupacional que calificó la muerte de Marcos como resultado de un equipo de protección personal inadecuado.

Las representantes de SEIU 121RN aseguraron que, según las enfermeras que la cuidaron, un médico se negó a proporcionarle los cuidados necesarios, incluyendo intubarla para ayudarle a respirar.

El pasado 6 de mayo, sus colegas le rindieron un homenaje frente al hospital. Dos días más tarde, un grupo de enfermeras protestó en el Centro Médico Los Robles para honrar a los trabajadores de la salud que han fallecido por COVID-19. Lanzaron un mensaje claro: proteger a los que están en el frente de la batalla contra la enfermedad. 

La historia de Marcos es la de muchas más enfermeras del país que carecen del equipo médico necesario para protegerse. Naomí Moya, que trabaja en la sala de emergencia del hospital AdventHealth Heart de Florida, aseguró en abril que su hospital le negó el uso de la mascarilla N95.

En medio de la escasez de equipo médico, el presidente, Donald Trump, declaró la semana pasada, durante un acto en el que proclamó el Día Nacional de las Enfermeras, que en esta pandemia, que ha dejado más de 81,000 muertes en el país, las enfermeras libran “una guerra contra el enemigo invisible” y que ponen en riesgo sus vidas para salvar las de otros.

Al menos 90,000 enfermeras han fallecido del COVID-19 en todo el mundo,  aunque la cifra podría ser mucho mayor.

Una de las enfermeras presentes en el acto celebrado en la Casa Blanca señaló al presidente la escasez de material de protección y denunció que ella se ha visto obligada a reciclar su mascarilla N95 durante semanas.

“El sitio más seguro en el hospital es la unidad del COVID-19, porque allí tienes todos los PPEs. Pero, fuera de allí, la persona que se cae o necesita tu ayuda en un pasillo puede, literalmente, ponerle fin a tu vida”, dijo una enfermera en entrevista con Noticias Telemundo. No quiso dar su nombre por miedo a represalias.

Annette Kennedy, presidenta del Consejo Internacional de Enfermeras (ICN, en inglés), aseguró este martes, Día Internacional de la Enfermera, que la pandemia “ha mostrado la debilidad de muchos sistemas de salud, que se fortalecerían si los gobiernos tomaran medidas urgentes para hacer frente al actual déficit mundial de seis millones de enfermeras [en el mundo]”.

Kennedy denunció que el COVID-19 está obligando a las enfermeras a trabajar bajo una gran tensión física y psicológica, en situaciones donde falta de equipo de protección personal adecuado.

“Miles de enfermeras se han enfermado, y ahora sabemos que cientos han muerto de este virus. No hace falta decir que ninguna enfermera debería morir como resultado de hacer su trabajo, y esta situación no debería volver a ocurrir”, sentenció.

Con información de Los Angeles Times y la agencia de noticias Efe. 

spot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí