El Leganés y el Granada empataron sin goles (0-0) en un enfrentamiento donde los primeros hicieron méritos para ganar pero terminaron por pagar sus evidentes dificultades para definir en la portería contraria.
Una vez más encaraban los locales con el agua al cuello los noventa minutos, necesitados de una victoria que les siguiera dando esperanzas en la lucha por la permanencia después del susto vivido días atrás en Mallorca.
Allí pudieron dilapidar gran parte de sus opciones de salvación pero un magnífico gol de falta de Óscar Rodríguez en los instantes finales evitó el disgusto. Autor de los últimos cuatro goles de su equipo, esos méritos no le valieron sin embargo para ser titular ante los andaluces.
Quizás por las rotaciones, quizás por la necesidad de buscar hombres de área como camino más factible hacia el gol, Aguirre decidió dinamitar el ataque alineando juntos a Guido Carrillo y Miguel Ángel Guerrero.
Ambos estaban llamados a ser el toque picante de una receta que se cocinaba a fuego fuerte en las bandas gracias a las subidas impetuosas por sus carriles, sazonadas con centros al área, de Kevin Rodrigues y Aitor Ruibal.
El aspecto del conjunto parecía apetecible por momentos gracias a un Rodrigues que fue protagonista en las dos primeras acciones de ataque con dos servicios desde el costado, uno que pasó cerca de la escuadra tras tocar en un zaguero y otro que remató en carrera Carrillo a las manos del arquero.
Poco más pudo aportar el argentino, pues se retiró lesionado en el ecuador de la primera parte dejando su sitio al ansiado Óscar Rodríguez. Otro varapalo más y no el único para los madrileños, mermados en la punta desde las inesperadas salidas de Youssef En-Nesyri y Martin Braithwaite.
Mientras el Granada parecía encontrarse cómodo, acercándose a cuentagotas pero dejando sensación de solidez. Fue Machís, exjugador blanquiazul, quien dispuso de la más clara con un duro disparo raso desde la frontal que acabó despejando a córner Iván Cuéllar.
La réplica, cuando el descanso pedía paso, fue una entrega desde el lateral de Recio que se paseó por delante del arco sin que nadie llegara a desviarla a las mallas pese a los intentos de tocar el esférico de varios compañeros.
De vuelta al verde unos y otros volvieron con sangre nueva. Y en el caso de los leganenses de manera sorpresiva, pues Óscar Rodríguez fue sustituido por Assalé. Además Roque Mesa entró en el lugar de Eraso. Dos cambios hizo también el Granada con la introducción de Eteki y Carlos Fernández por Azeez y Antoñín.
Las fuerzas y las ilusiones renovadas animaron a los de Diego Martínez, que avisaron con un intento de Puertas que rozó el palo. Fue un espejismo pues acto seguido empezaron a sucederse peligrosas ocasiones del Leganés.
Un Assalé voluntarioso dio otro ritmo a la ofensiva y fruto de su ímpetu provocó un penalti tras ganarle la posición a Neva. Lo asumió Guerrero pero entre Rui Silva y el larguero le negaron la diana. No acabó ahí el calvario y la frustración del ‘nueve’, que instantes después envió al lateral de la red una contra que le había dejado en buena posición para marcar.
Problemas de acierto, mala suerte con las lesiones… el duelo terminó siendo fiel reflejo de algunos de los males que han castigado durante la temporada a un equipo anfitrión que poco a poco va perdiendo fuerza en la difícil batalla por seguir en la elite. Ese problema ya no lo tendrá el Granada, quien sigue sumando puntos para redondear la que ya es una gran campaña.
Con información de EFE